Los pies de los más pequeños también deben de ser atendidos por un podólogo para evitar posibles complicaciones en un futuro. Es recomendable realizar la primera visita a la edad de 3 o 4 años puesto que, la gran mayoría de alteraciones que se detectan en edad de crecimiento pueden ser tratadas y corregidas.
Durante el primer año de vida, los pies de los bebés son muy distintos a los de un adulto. Su forma es diferente, puesto que son más anchos en la parte del antepié y más estrechos en el talón, también podemos encontrar los dedos de los pies curvados. Los huesos no están desarrollados siendo todo cartílago por lo que son más flexibles y les permite hacer ciertos movimientos sin sufrir ningún daño que en edad adulta es imposible. Los pies terminan su desarrollo casi al final de la adolescencia.
Es aconsejable dejar que los pies de nuestro bebé se desarrollen lo más natural posible, es decir debemos dejar que dé sus primeros pasos descalzo y al aire libre siempre que sea posible para aumentar la sensibilidad y propiocepción y así, los músculos de pies y piernas comiencen a fortalecerse para que después pueda caminar solo. Cabe destacar, que hay bebés que comienzan a caminar antes que otros, la edad media es entre 10 y 18 meses.
También, es importante la ropa y el calzado que le ponemos al bebé, nunca deben de ser ajustados que impidan el crecimiento ni demasiado grandes. Un error muy común, es la compra temprana de calzado. Los niños, mantienen el pie plano hasta la edad de 6 u 8 años, con lo cual en sus primeros pasos están diseñados para caminar descalzos o con calzado flexible, transpirable y con alguna sujeción (tipo velcro). Es importante, que el calzado se adapte al niño y no al revés, según vaya caminando solo el zapato debe ser menos flexible y con contrafuerte en el talón, pero sin llegar a ser bota o botín, debe de quedar por debajo del tobillo ya que no necesita excesiva estabilidad porque la tienen por sí solos.
Debemos de fijarnos en cómo camina nuestro hijo (puntas de los pies hacia dentro o hacia fuera, si lo hace de puntillas…) y en como se sienta, ya que ciertas posturas que adoptan pueden causarles problemas en los miembros inferiores. En una exploración que hará el podólogo junto con las diferentes pruebas diagnósticas que se llevarán a cabo, podremos observar si hay algún problema que pueda afectar no sólo a los pies, sino también a las rodillas, caderas o espalda.
En edades tempranas son muy comunes las afectaciones a nivel ungueal y dérmico, pero también los pies planos/valgos y las alteraciones en la marcha. Algunos de los problemas más habituales en podología infantil son:
Si observa que su hijo camina diferente, se tropieza con frecuencia, se cansa continuamente, y tiene dudas sobre qué calzado es más adecuado, nuestra podóloga en Clínica Laserna de Albacete podrá aconsejarle sobre la prevención y tratamientos necesarios a seguir.
Todos los profesionales cuentan con una amplía experiencia y estan en continua formación. Sabremos ayudarle
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